A medida que los empleados regresan a las oficinas en Corea del Sur, también lo hace el gapjil, el antiguo problema de cultura laboral tóxica del país.
Casi el 30 % de los trabajadores de oficina de Corea del Sur han sufrido algún tipo de acoso en el lugar de trabajo en el último año, según una encuesta en línea realizada en junio a 1.000 encuestados en todo el país, frente al 23,5 % en una encuesta similar en marzo.
La encuesta más reciente, publicada este domingo, fue realizada por el grupo de investigación Embrain Public y encargada por Workplace Gapjil 119, una organización que ayuda a las víctimas de abuso en el trabajo. Los encuestados informaron problemas que incluyen acoso sexual por parte de los superiores y abuso verbal y físico.
Un empleado dijo que se sintió amenazado cuando su supervisor lo maldijo enojado. Otro describió haber recibido mensajes de texto a altas horas de la noche de su jefe, que contenían lenguaje abusivo y sexual, después de que él había estado bebiendo.
Otros se habían enfrentado a la exclusión de grupos de oficina y habían sido insultados por superiores frente a sus compañeros.
Algunos dijeron que habían sido castigados cuando denunciaron el acoso, al ser enviados a un nuevo lugar de trabajo o al ser forzados a abandonar su empresa por completo, pero la mayoría de los encuestados optaron por no tomar medidas, en lugar de eso, ignoraron el problema. Muchos también optaron por renunciar, por temor a que denunciar el abuso perjudicara sus futuras perspectivas laborales.
Las mujeres y los trabajadores a tiempo parcial o por encargo tenían más probabilidades de ser víctimas de acoso laboral, mientras que los supervisores y gerentes eran los perpetradores más comunes, según el informe.
El gapjil o acoso laboral
Muchos encuestados dijeron que su salud mental se había deteriorado debido al acoso laboral, aunque solo unos pocos buscaron tratamiento o asesoramiento después de desarrollar depresión, insomnio, falta de motivación y otros problemas.
El gapjil, una palabra coreana para aquellos en el poder que dominan a sus subordinados, ha sido durante mucho tiempo un problema frecuente en el país, especialmente dentro de las familias de élite que dominan los negocios y la política de Corea del Sur.
El problema saltó a la palestra en 2019 cuando Lee Myung-hee, matriarca de la dinastía Korean Air, fue acusada de abusar física y verbalmente de su personal, incluso arrojando tijeras de metal a su jardinero y obligando a otro miembro del personal a arrodillarse después de olvidarse de comprar jengibre.
Lee recibió una sentencia suspendida en 2020, lo que le permitió evitar la cárcel si puede evitar cometer otros delitos durante tres años. La sentencia fue vista como un golpe para los activistas de derechos laborales.
Durante su mandato, el expresidente de Corea del Sur Moon Jae-in, quien dejó el cargo en mayo, prometió en repetidas ocasiones abordar el gapjil, que describió como un «principal mal en el lugar de trabajo».
Y el acoso no es solo un problema en los lugares de trabajo coreanos: la discriminación de género sigue estando profundamente arraigada, especialmente durante las entrevistas de trabajo, cuando a las mujeres se les pregunta con frecuencia sobre sus planes de matrimonio o hijos.
En 2019, Corea del Sur aprobó una ley que dicta que los jefes que despiden injustamente a los trabajadores por quejarse de acoso pueden enfrentar hasta tres años de prisión o una multa de 30 millones de wones (US$ 25.464).
Los informes de gapjil o acoso laboral disminuyeron después de la ley, y más aún durante la pandemia cuando los empleados trabajaban en gran medida desde casa, según el informe del domingo. Pero los informes se dispararon en los últimos meses, cuando la gente regresó a la oficina.
Fuente: CNN