Una de cada tres mujeres experimentará cambios psicológicos significativos durante la perimenopausia
Hoy, 18 de octubre, se celebra el día mundial de la menopausia. Tenemos días mundiales para todo, algunos absolutamente prescindibles, y otros tan necesarios como este.
La menopausia sigue siendo un tema tabú. Es una gran desconocida para la población, pero sobre todo lo es para quienes la viven: las mujeres. Llegamos a esta etapa vital sin información, sin comprender qué le está pasando a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestro estado de ánimo. Por eso, días como el de hoy son tan importantes para darle la visibilidad necesaria ya no solo para las mujeres, sino también los hombres, los profesionales de la salud y los medios de comunicación.
Impulsado por la Sociedad Internacional de la Menopausia y la Organización Mundial de la Salud, el tema de este año está dedicado a la salud mental, pues una de cada tres mujeres experimentará cambios psicológicos significativos durante la perimenopausia.
Existen varios términos y conceptos que se hace necesario revisar y entender para tener una visión más global de lo que ocurre en esta etapa vital. Veamos algunos de ellos.
El climaterio es la etapa del proceso de envejecimiento de la mujer que marca la transición de la fase reproductiva a la no reproductiva. Por lo general, esto no ocurre de un día para otro, sino que hay una evolución de años en la que los ovarios van reduciendo la producción de hormonas y de óvulos hasta que se produce el agotamiento de la reserva ovárica, es decir, ya no se forman más óvulos y se entra en menopausia.
El concepto de perimenopausia se utiliza muchas veces como sinónimo de climaterio, pues va desde los años previos en los que comienzan los cambios endocrinos, clínicos y biológicos hasta el primer año después de la menopausia. Independientemente de que hablemos de climaterio o perimenopausia, dentro de esta etapa se incluye otra que se llama transición a la menopausia y que hace referencia a los últimos años inmediatos a la menopausia y en los que la mujer experimenta alteraciones importantes en el ciclo menstrual.
La menopausia se define como el cese permanente de la menstruación, resultado de esa pérdida de la actividad folicular ovárica. La menopausia natural se confirma a posteriori tras doce meses consecutivos sin menstruación, ya que no existe un marcador biológico que nos diga que esa ha sido la última regla, por lo que tendremos que esperar a que pase el año completo para confirmar la fecha. Por eso es tan importante que sigamos llevando un registro de nuestras menstruaciones, aunque aparezcan cada varios meses. Una vez se ha producido la menopausia, la mujer entra en posmenopausia.
Existen casos en los que la menopausia no es natural, sino que se produce como consecuencia de una intervención quirúrgica en la que se extirpan los dos ovarios (independientemente de si se extirpa también el útero o no) o por los efectos de tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia. Es lo que se conoce como menopausia inducida y puede dar la misma sintomatología que la natural.
También hay mujeres que experimentan una menopausia prematura, donde se produce un cese de la menstruación de forma natural antes de los 40 años. Las causas no se conocen con exactitud, pero es importante que estas mujeres sepan que el riesgo de enfermedad cardiovascular, osteoporosis o cáncer aumenta respecto a las mujeres que viven una menopausia a la edad convencional, así que es fundamental que se conciencien y tomen las medidas necesarias para cuidarse consultando con un profesional de la salud.
La menopausia cobra un papel relevante en la mujer de la época actual. En el año 1900, la edad media de la menopausia era de 51 años y la edad media de fallecimiento en la mujer de 59. Aquellas mujeres se pasaban unos 8 años sin menstruación hasta morir. En la actualidad, la edad media de la menopausia sigue siendo la misma, 51 años, pero la edad media de fallecimiento en la mujer es de 83 años. Esto significa que la mujer se pasa alrededor de un tercio de su vida en menopausia. Es cosa seria como para no hacerle caso.
Mucha de la sintomatología que produce la falta de estrógenos puede confundirse con otras patologías, desde depresión y ansiedad, a fibromialgia, migrañas severas o problemas de memoria. Por eso es fundamental que el profesional sanitario profundice en la historia clínica y personal de la mujer, pues es entonces cuando afloran otros problemas a los que la paciente no da importancia, bien por desconocimiento, vergüenza o normalización, como los sofocos, sequedad vaginal, insomnio, cambios de humor o baja libido.
Con una sanidad pública saturada y una falta de concienciación e información sobre la menopausia en muchos sanitarios, nos encontramos con mujeres mal diagnosticadas, con tratamientos inadecuados que no terminan de solucionar sus síntomas y con tremendas consecuencias económicas derivadas de bajas laborales, descenso en la productividad o jubilaciones tempranas.
Concretamente, en el caso de la salud mental, las guías son claras: no hay evidencia de que el tratamiento con antidepresivos mejore la sintomatología relacionada con los cambios psicológicos. Es por ello por lo que los antidepresivos no deberían ser la primera opción de tratamiento en estos casos, pues son los cambios hormonales los responsables de la sintomatología.
Así, cuando los síntomas psicológicos condicionen la calidad de vida, debería valorarse la terapia hormonal para la menopausia como primera opción. Por otro lado, puede ser beneficioso buscar ayuda de un profesional de la psicología, además de realizar una alimentación adaptada al momento vital de la mujer, practicar ejercicio físico, combinando el entrenamiento de fuerza, con el cardiovascular y el equilibrio, aprender a gestionar el estrés, mejorar el descanso y mantener y fortalecer las relaciones sociales. Un tercio de nuestra vida es demasiado tiempo como para ignorarlo y nos merecemos vivirlo con salud y en plenitud.
Fuente: El País