El COVID prolongado puede generar problemas de salud mental dos años después de la infección

El COVID prolongado es una constelación de síntomas persistentes o nuevos tras la infección que pueden durar meses e inclusive años. Se estima que entre el 10% y el 30% de los adultos infectados pueden desarrollarlo, y se han encontrado más de 200 síntomas asociados al trastorno.

En la gran mayoría de las personas, el COVID prolongado o Long COVID genera malestares mentales y alteraciones en el comportamiento. Ahora, una nueva investigación en Reino Unido sugiere que las personas que han sufrido una infección por coronavirus siguen teniendo un mayor riesgo de afecciones neurológicas como niebla mental, demencia o psicosis hasta dos años después de haber contraído la enfermedad.

Sin embargo, la investigación publicada en la revista The Lancet Psychiatry, descubrió que los mayores riesgos de depresión y ansiedad observados en un estudio anterior desaparecieron en 2 o 3 meses, sin un exceso general de casos durante esos dos años. Investigadores de la Universidad de Oxford utilizaron datos de la red de registros de salud electrónicos TriNetX con sede en EEUU para investigar 14 diagnósticos neurológicos y psiquiátricos durante un período de dos años. Los registros de 1,25 millones de pacientes que habían recibido un diagnóstico de COVID-19 se compararon en 82 variables de confusión con una cohorte de 1,25 millones de pacientes que tenían otras infecciones respiratorias.

Los riesgos de déficit cognitivo (como la niebla mental), la demencia, los trastornos psicóticos, la epilepsia y las convulsiones seguían aumentando hasta dos años después del diagnóstico. “Desde los horizontes de riesgo, si no se ha diagnosticado ningún trastorno de ansiedad dentro de los dos meses posteriores al diagnóstico de COVID, a partir de ese momento, el paciente puede estar seguro de que su riesgo ya no es mayor que después de otra infección respiratoria. Si un paciente había desarrollado un accidente cerebrovascular isquémico dentro de los dos meses posteriores al diagnóstico de COVID, es plausible que el diagnóstico de COVID haya contribuido (ya sea directa o indirectamente) a su aparición, pero más allá de los dos meses, se deben considerar activamente otras causas”, ejemplifican en el estudio.

Se descubrió allí también que los niños tenían el doble de riesgo de desarrollar epilepsia o convulsiones: 260 de 10.000 casos desarrollaron la afección dentro de los dos años posteriores a la infección por COVID-19, en comparación con 130 de 10.000 después de otras infecciones respiratorias. Los niños también mostraron un riesgo 3 veces mayor de que se les diagnostique un trastorno psiquiátrico en los dos años posteriores a la infección por COVID, aunque los casos fueron raros en 18 de 10.000.

Sin embargo, la probabilidad de que los niños sufran la mayoría de los diagnósticos neurológicos y psiquiátricos después de COVID-19 fue menor que en los adultos, y no se encontró que tuvieran un mayor riesgo de ansiedad o depresión que los niños que tenían otras infecciones respiratorias, incluso en los primeros seis meses. También se encontró que el riesgo de niebla mental es transitorio en los niños.

Infobae consultó a la médica infectóloga Isabel Cassetti (MN 55.583) quien definió que “se llama long COVID, COVID prolongado, síndrome post COVID o secuela post COVID a un conjunto de signos y síntomas que se dan y que se desarrollan durante o después de la infección por COVID-19, que continúan por más de 12 semanas y no son explicados por otro diagnóstico”. “Y respecto a los problemas neuropsiquiátricos ésto está relacionado a que pueden presentarse alteraciones neurológicas, alteraciones en la memoria, dificultad para la concentración, polineuritis, o dificultad para caminar. En paralelo con todo esto, están las consecuencias psiquiátricas, que suelen presentarse con episodios de depresión y ansiedad”, completó la infectóloga.

“La aparición de estas secuelas no se relaciona con el grado de cuadro viral que tuvo la persona: alguien pudo haber tenido un COVID leve y no haber necesitado internación y sin embargo quedar por ejemplo con mucha astenia (cansancio) que puede durar dos o tres meses”, especificó la directora médica de Helios Salud y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi), quien aclaró que “después de 12 semanas la mayoría de los autores hablan de COVID crónico”.

Fuente: Infobae

 

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