Un estudio publicado en la revista ‘Health Communication’ revela que las personas con una necesidad obsesiva de revisar constantemente las noticias tienen más probabilidades de sufrir estrés, ansiedad y problemas de salud física.
Las personas con una necesidad obsesiva de revisar constantemente las noticias tienen más probabilidades de sufrir estrés, ansiedad y problemas de salud física.
Así se desprende de un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista ‘Health Communication’.
Durante los últimos dos años se han vivido episodios globales preocupantes, desde la pandemia de la covid-19 hasta la invasión de Rusia en Ucrania, protestas a gran escala, tiroteos masivos e incendios forestales devastadores. Para muchas personas, leer malas noticias puede acarrear sentimientos temporales de impotencia y angustia.
Para otras, estar expuestas a un ciclo de noticias de 24 horas de acontecimientos en constante evolución puede tener un impacto grave en el bienestar mental y físico.
«Ser testigo del desarrollo de estos eventos en las noticias puede generar un estado constante de alerta máxima en algunas personas, lo que aumenta sus motivos de vigilancia y hace que el mundo parezca un lugar oscuro y peligroso», indica Bryan McLaughlin, profesor asociado de publicidad en el Facultad de Medios y Comunicación de la Universidad Tecnológica de Texas (Estados Unidos).
«Para estas personas, se puede desarrollar un círculo vicioso en el que, en lugar de desconectarse, se adentran aún más, obsesionándose con las noticias y buscando actualizaciones las 24 horas del día para aliviar su angustia emocional. Pero no ayuda, y cuanto más revisan las noticias, más comienza a interferir con otros aspectos de sus vidas», recalca McLaughlin.
Más de 1.100 participantes
Para estudiar este fenómeno, conocido coloquialmente como adicción a las noticias, McLaughlin y sus colegas analizaron datos de una encuesta ‘online’ de 1.100 adultos estadounidenses.
En la encuesta se preguntó a las personas en qué medida estaban de acuerdo con afirmaciones como ‘estoy tan absorto en las noticias que me olvido del mundo que me rodea’, ‘mi mente está frecuentemente ocupada con pensamientos sobre las noticias’, ‘me parece me cuesta dejar de leer o ver las noticias’ y ‘muchas veces no presto atención en la escuela o en el trabajo porque estoy leyendo o viendo las noticias’.
También se preguntó a los encuestados sobre la frecuencia con la que experimentaban sentimientos de estrés y ansiedad, así como dolencias físicas como fatiga, dolor físico, falta de concentración y problemas gastrointestinales.
Los resultados revelaron que un 16,5% de las personas encuestadas mostró signos de consumo de noticias ‘severamente problemático’. Esos individuos con frecuencia se sumergieron tanto y se involucraron personalmente en las noticias que dominaron sus pensamientos de vigilia, interrumpieron el tiempo con la familia y los amigos, dificultaron la concentración en la escuela o el trabajo y contribuyeron a la inquietud y la incapacidad para dormir.
Tal vez no sea sorprendente que las personas con niveles más altos de consumo problemático de noticias fueran significativamente más propensas a experimentar malestar mental y físico que aquellas con niveles más bajos, incluso cuando se controlaban los datos demográficos, los rasgos de personalidad y el uso general de noticias.
Cuando se les preguntó con qué frecuencia los participantes de la encuesta experimentaron síntomas de salud mental o enfermedades físicas durante el último mes, los resultados muestran que el 73,6% de los que reconocieron que tenían niveles graves de consumo problemático de noticias informaron que experimentaban bastantes o muchos problemas mentales, mientras que los síntomas frecuentes solo fueron reconocidos por un 8% de todos los demás participantes del estudio.
El 61% de los que se informaban obsesivamente con noticias problemáticas experimentaron bastante o mucho malestar físico en comparación con solo un 6,1% de los demás participantes del estudio.
Alfabetización mediática
Según McLaughlin, los hallazgos muestran que existe la necesidad de campañas de «alfabetización mediática» enfocadas en ayudar a las personas a desarrollar una relación más saludable con las noticias. «Si bien queremos que las personas sigan involucradas en las noticias, es importante que tengan una relación más saludable con ellas», subraya.
McLaughlin indica que, «en el caso del consumo problemático de noticias, la investigación ha demostrado que las personas pueden decidir detener, o al menos reducir drásticamente, su consumo de noticias si perciben que tiene efectos adversos en su salud mental».
«Por ejemplo, investigaciones anteriores han demostrado que las personas que se dieron cuenta y se preocuparon por los efectos adversos que su atención constante a la cobertura sensacionalista de la covid-19 estaba teniendo en su salud mental informaron que tomaron la decisión consciente de desconectarse», añade.
Además, el estudio también destaca la necesidad de una discusión más amplia sobre cómo el sector de la información puede estar alimentando este problema. «Las presiones económicas que afrontan los medios, junto con los avances tecnológicos y el ciclo de noticias de 24 horas, han alentado a los periodistas a enfocarse en seleccionar historias ‘de interés periodístico’ que atraigan la atención de los consumidores de noticias», señala McLaughlin.
Fuente: Ondaero.es