Las condiciones del mundo actual han mostrado la importancia que los temas de salud mental tienen en el desarrollo, crecimiento, estabilidad y otros detalles del bienestar integral de las personas, se dice comúnmente que, “mente sana es igual a cuerpo sano”.
Sin embargo, tras varios meses de confinamiento y expectativa a los nuevos giros del mundo, la estabilidad emocional de muchos individuos comenzó a presentar condiciones no muy favorables, incluso, los índices de atención en salud mental mostraron cifras considerables y alarmantes, que desmitifican la atención en esta rama de la salud
En Colombia, un estudio realizado por el DANE muestra que el 36% de los jóvenes sufrió algún deterioro en su salud mental en los últimos tiempos, mostrando una cifra considerable y a la que no es únicamente a causa de la pandemia, pues, en el 2019, un año antes del aislamiento, se realizaron 1’644.150 atenciones en temas de salud mental, siendo alcanzando el máximo histórico.
Depresión, ansiedad, pánico, aislamiento social y otros síntomas, son comunes dentro de estas situaciones a las que se han minimizado, especulando quizá, la poca necesidad del acompañamiento de un profesional en el tema, de un amigo o conocido cercano, desconociendo entonces la necesidad de expresarlo y de recibir acompañamiento para mantener una gestión adecuada de estas emociones, no precisamente positivas, que podrían traer graves efectos en la salud física, rendimiento laboral, e índices de felicidad.
Primero, reconocer las emociones, es importante saber qué sentimos, porque si ni siquiera lo logro nombrar no sé qué siento y por tanto, no voy a saber qué hacer con lo que no sé que es, segundo, permitir sentir, muchas veces, estamos en una cultura del pare de sufrir, del no sufra, de no esté mal, estamos como en busca de esa felicidad tan anhelada, siempre estamos pensando en eso, en sintonía con eso, pero también, no nos hemos dejado sentir esas emociones, que si bien son displacenteras, incómodas, molestas, pero qué tanto nos pueden enseñar, que tanto pueden ser una oportunidad para, y el tercer paso es expresarlas, no podemos reprimir lo que sentimos, lo que inclusive genera una carga a nivel física, genera malestar, deteriora nuestra salud física, el reprimir el no decir, el contener mi ira, el contener mi dolor, mi tristeza, no decírselo a nadie va generando desgasto físico y emocional.
Stefanía Hoyos Zuluaga, coordinadora de Desarrollo Humano de Bienestar – Asuntos Estudiantiles de UNIMINUTO Seccional – Antioquia – Chocó.
Por otra parte, expresó algunos hábitos que se podrían emplear para mantener una buena salud mental:
Atender lo que siento, prestarle atención a lo que siento, no evadir, no negar, sino resolver y leer la emoción, sabemos que las emocione son estados afectivos que generamos dependiendo de las interpretaciones que hacemos de la situación, gestionar la emoción es cómo hacer una interpretación más adecuada más óptima, adaptativa, para que eso no me genere una crisis o no me altere emocionalmente, porque no es tal vez es una interpretación errónea que estoy teniendo por eso me desencadenó una crisis, el asunto es cómo interpreto yo esa situación.
Stefanía Hoyos Zuluaga, coordinadora de Desarrollo Humano de Bienestar – Asuntos Estudiantiles de UNIMINUTO Seccional – Antioquia – Chocó.
En conclusión, las noticias en materia muestran que buscar acompañamiento emocional y psicosocial es más común y necesario cada día, en épocas anteriores, estos estaban sesgados a quienes presentaban problemas seriamente diagnosticados, sin embargo, un inoportuno o inexistente manejo de situaciones emocionales, pueden mutar la condición a una patología que podría poner en riesgo aquel equilibrio que conforma el bienestar integral de una persona.
Fuente: Uniminuto Radio
